Gracias
a Dios por todo.
Gracias
a Dios por todo lo que nos da, aún si las cosas no van muy bien o si no hemos
recibido respuesta a nuestras oraciones, demos gracias. La gratitud es liberadora, desata las
bendiciones espirituales y materiales para nosotros.
Había
una viejita que todos los días se paraba frente a su casa, alababa a Dios y le daba gracias. A su
vecino, que era ateo, le enojaba mucho ver esto. Él discutía con la anciana diciendo
que Dios no tenía nada que ver con que ella tuviera un buen día o no.
Al
ateo se le ocurrió algo. Un día fue a la tienda, compró comida y la puso en
bolsas en la puerta del frente de la casa de su vecina viejita. Tocó el timbre y se escondió en el
jardín. Ella salió y al ver la comida
buscó alrededor para ver si había alguien, pero no vio a nadie. Alzó sus manos y
dio gracias a Dios en voz alta.
El
vecino saltó de su lugar y se le acercó diciendo: No fue tu Dios que puso esa
comida allí, fui yo. Entonces la anciana volvió a levantar sus manos y dijo: “Dios,
te agradezco nuevamente por la comida y te doy gracias porque haces que hasta el
diablo pague por ella”.
Eliminemos
la queja de nuestros labios y sustituyamos eso por frases de gratitud, de
agradecimiento por lo que “Si” tenemos, por lo que “Si” disfrutamos, por lo que
“Sí” contemplamos, amamos, compartimos.
La
Biblia nos enseña así: “Sean
agradecidos en toda circunstancia, pues esta es la voluntad de Dios para
ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús”.
Gracias a Dios por darnos Esperanza, Vida y Amor Incondicional.
Por
Mery Bracho
1
Tesalonicenses 5:18