Es más valioso el final de algo que su principio. Es cierto que nos cuesta a veces comenzar a hacer algo pero cuando lo empezamos hagamos todo lo posible por terminar ese proyecto, esa actividad, ese trabajo.
Es muy satisfactorio alcanzar una meta, es motivo de satisfacción ver un deseo cumplido y nos sentimos bien con nosotros mismos al mirar que finalmente logramos culminar un proyecto.
Todo lo bueno requiere esfuerzo, las cosas buenas están para aquellos que se levantan con la fuerza que Dios les da y buscan alcanzar esa visión que han querido.
Algunos tenemos una personalidad que es más dada a comenzar algo y emocionarse al principio, pero la motivación pronto se desvanece y queda eso allí esperando que lo terminemos.
Tal vez no sea muy popular este proverbio de Salomón que está en Eclesiastés pero es muy cierto.
Los que han logrado éxitos en la vida lo han hecho luego de fracasar en algunos intentos, no se dieron por vencidos, se levantaron de nuevo hasta ver un final esperado.
Pero también es obvio que si nunca empiezas nunca terminarás.
Aunque sea mejor el final hay que tener un inicio de eso que queremos o necesitamos.
Bueno amigos, manos a la obra. Se terminó el break, jaja.
Dios no te ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina. (2 Timoteo 1:7).